A través de mi experiencia con diversos grupos de trabajo, he confirmado que existe consenso en cuanto a la importancia de la comunicación en el lugar de trabajo. La mayoría de los trabajadores coinciden en que los problemas surgen por alguna situación relacionada a la comunicación, sea la ausencia de ésta o la manera inefectiva en que se utiliza. Llevo años estudiando este proceso a nivel organizacional y a nivel de liderazgo y coincido con los autores que proponen que es necesario conectar con otros para que la comunicación sea efectiva.
Conectar es unir, acercar, integrar. Un proceso que parece simple pero que a muchas personas les cuesta lograrlo. Como soy facilitadora y adiestradora, tengo la ventaja de que puedo observar este proceso constantemente en diversidad de personas y puedo hacer una radiografía de cuándo conectamos y cuándo no. Escuché recientemente a un autor decir que la gente conecta con nuestras historias y no con nuestras aseveraciones. De más está decir, que es un autor que se especializa en el tema de “storytelling”. Y es que el “storytelling” humaniza, acerca y logra que las personas se identifiquen unas con otras, es decir, que conecten.
Recientemente me ocurrió algo que ilustra este planteamiento (la gente conecta con historias y no con aseveraciones). Mis temas de adiestramiento se basan en teorías y modelos basados en evidencia para guiar el contenido y ayudar a los participantes de los cursos a tener un entendimiento objetivo de los temas. Sin embargo, mi metodología es práctica, no teórica. Aterrizo los conceptos con ejemplos y situaciones cotidianas que ayudan a las personas a visualizar de manera sencilla aspectos que en la teoría pueden ser muy complejos o muy abstractos. Lo que me ocurrió recientemente fue que luego de ofrecer uno de mis talleres, los participantes me expresaron su agrado y lo mucho que habían ganado a través de la sesión. Fue un taller bien participativo y de mucho aprendizaje. Al otro día me conecté a un taller virtual en el mismo tema que estuve ofreciendo para continuar mi propio aprendizaje. Me sorprendí de ver que el recurso utilizó en su presentación un contenido muy parecido al mío, básicamente su contenido escrito hizo referencia a las mismas teorías que yo había utilizado en mi taller el día anterior. La diferencia la hizo la comunicación verbal.
Este recurso leyó las aseveraciones escritas en la presentación (“bullet points”) y no brindó ejemplos que humanizaran o brindaran realismo a su contenido. Haciendo la radiografía que suelo hacer en estos casos, observé la falta de energía de los participantes, la poca o ninguna participación. A nivel personal yo no pude ver la relevancia de la presentación porque no conecté con el mensaje. No tuve nada que repetir luego de haberla tomado. Porque no hubo historias, no hubo ejemplos, no hubo realismo. Son las historias las que más recordamos y más repetimos cuando tenemos conversaciones con los demás.
Siempre hay una analogía, un cuento, una situación que humaniza los conceptos y los hace más relevantes para las personas. ¡Esto aplica para presentadores y adiestradores, pero también para líderes!!!! Los líderes tienen que conectar con los demás para ejercer la influencia positiva, es decir, lograr que los demás ejecuten su trabajo porque quieren hacerlo y no porque los obligan. Conectar es entender lo que los demás valoran y utilizar este conocimiento para generar acuerdos y brindar dirección. Podemos comparar el recurso del adiestramiento que les mencioné con un líder que imparte instrucciones o distribuye tareas, pero no entiende por qué los resultados no están en el nivel esperado. Cuando damos un adiestramiento y no validamos si los participantes aprendieron o saben qué hacer con el contenido, es recomendado reevaluar la metodología. Igual que el líder que no está alcanzando los objetivos trazados, tiene que detenerse y reevaluar su proceso de comunicación y su habilidad para conectar con su gente. El lenguaje corporal y la expresión facial nos pueden dar señales, así como el silencio. Si las personas se quedan muy calladas, no hacen preguntas, no validan su entendimiento y no demuestran entusiasmo hacia las tareas, son señales para tomar acción e identificar cómo mejorar nuestro proceso de comunicación.
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About the author: Wilda M. Torres, PhD in Industrial Organizational Psychology; President and Founder of Evvolution Consulting; Senior Consultant Organizational & Leadership Development.
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